“Que la denominación de pansofía no ofenda a nadie. Sabemos que el único pánsofo absoluto es el sapientísimo Dios. Nosotros profesamos solo la pansofía humana, esto es, el conocimiento de lo que Dios quiere que sepamos, simultáneamente con la sabia ignorancia de lo que, en cuanto maestro supremo, quiso Él que no supiéramos. Lo que está oculto está en poder de nuestro Señor Dios, pero exhortamos a los mortales que no ignoren por ingratitud perezosa lo que nos reveló, a nosotros y a nuestros hijos “


Jan Amos Comenius
Anunciador de la Pansofía, 1635

“En cada ser humano existen, de forma innata, los tres principios necesarios para cualquier tipo de actuación, es decir, el saber, el querer y el poder. Pues cada ser humano posee de forma innata las reglas de todo lo que debe saber y también los motivos que le inclinan hacia todo lo que debe aspirar y, además, los instrumentos para realizar todo lo que debe hacer […]

Nos hemos atrevido a construir, bajo el nombre de pansofía, un sistema único de la sabiduría universal humana, es decir, de todo lo que al hombre sobre la tierra le es dado y regalado en saber, decir y hacer en la Tierra […]

Y como hemos llegado a la conclusión de que estos tres principios básicos (saber, querer y poder) están presentes de la misma manera en toda la naturaleza humana, en todos los pueblos, en todas las edades y a todos los niveles, nos hemos atrevido a llevar igualmente nuestros esfuerzos hacia la búsqueda de caminos y métodos por los que ofrecer esta sabiduría universal.”

Jan Amos Comenius, Via Lucis, 1642

“Lo mejor de ello es que los pilares del Invisible o (como se llaman a sí mismos) el Colegio Filosófico, de vez en cuando me honran con su compañía… [son] hombres de espíritu tan capaz y penetrante que la escuela de filosofía no es más que la región más baja de sus conocimientos; y sin embargo, aunque tienen la ambición de señalar el camino a cualquier proyecto generoso, [son] de un temperamento tan humilde y dócil que no desdeñan el tener que dirigirse hacia el más bajo, para oír cómo justifica su opinión; [son] personas que tratan de eliminar la estrechez mental practicando una caridad tan extensa que llega a todo lo que se llama hombre y que no se satisface más que con la buena voluntad universal, y en realidad tienen tanto temor de que las cosas no se empleen para bien que han tomado a su cuidado a todo el cuerpo de la humanidad.”

Carta de Robert Boyle a un amigo, 1647

Los ideales de la Rosacruz, que preconizaban la llegada de la Era del Espíritu Santo que iluminaría a toda la humanidad, germinaron en la fecunda mente de Comenius con la imagen de la Pansofía, la sabiduría universal.

En su obra Pansophiae Prodomus [Anunciador de la Pansofía], expone: Anhelamos la pansofía, que es la imagen viva del universo en la que todo se relaciona mutuamente, que doquiera se nutre de sí misma y por sí misma da frutos; esto significa que anhelamos componer un libro de la pansofía que sea: 1) un sólido breviario de la sabiduría universal; 2) una antorcha luminosa del intelecto humano; 3) una norma estable de la verdad de las cosas; 4) un compendio seguro de los trabajos de la vida; 5) una escalera beatífica hacia Dios mismo.

En su viaje a Inglaterra, en 1641,donde es recibido en el Parlamento inglés y acogido por un numeroso grupo de filósofos y científicos de la época, concibe la idea de crear un Colegio de Sabios, el Colegio de la Luz, capaz de mostrar a la humanidad el camino de la sabiduría universal.

De su impulso nace, según algunos autores, el Colegio Invisible del que habla Robert Boyle, antecesor de la Royal Society.

A esta última dedica Comenius uno de sus más bellos libros pansóficos, publicado en 1668, el Via Lucis, cuyo título completo es El camino de la luz explorado y todavía por explorar, en el que se trata de la búsqueda razonada de la manera por la que la luz intelectual del espíritu, la sabiduría, puede ser expandida sobre todos los pueblos y sobre todos los cultos de toda la humanidad, ahora que por fin el crepúsculo va a caer pronto sobre el mundo.

Y dado que para Comenius el gran obstáculo para expandir esta pansofía era la gran diversidad de lenguas existentes en el mundo, no cesó en su búsqueda de métodos para el aprendizaje de los idiomas, de manera amena y eficaz. Incluso, intentó crear un idioma universal, como expresa en su Via Lucis:

Como, finalmente, hemos llegado a la conclusión de que el único pero muy poderoso impedimento para que esta luz penetre en los seres humanos es la multiplicidad, diversidad y confusión de lenguas, nos hemos atrevido a ocuparnos de la supresión de este obstáculo mediante nuevas propuestas sobre una mejor utilización de todos los idiomas, de la posibilidad de llegar a disminuir este poliglotismo y, finalmente, de la creación de un idioma completamente nuevo, perfectamente fácil, absolutamente racional y filosófico (sí, incluso, pansófico), que fuera portador universal de la luz.

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